RESUMEN: Es recomendable NO pedirle al pensamiento positivo más de lo que puede ofrecernos. Podemos esperar lo mejor pero siempre es recomendable prepararnos para lo peor.
El optimismo y el pensamiento positivo funcionan mejor cuando nos ajustamos objetivamente a la realidad, tenemos en cuenta los obtáculos posibles y reales del futuro, somos moderados respecto a nuestras expectativas y somos más específicos respecto a las cosas buenas que pensamos.
Finalmente, debemos tener en cuenta que ser optimista es sólo el primer paso, el siguiente paso es la acción, que es más importante.
Dando conclusión a la crítica que he abordado en 4 publicaciones sobre las desventajas del optimismo, es importante aclarar que no es que el pensamiento positivo sea enteramente malo para ti. De hecho, existen evidencias a nivel psicológico que indican que fantasear y soñar acerca de las cosas positivas que pueden suceder pueden restringir algunos síntomas de la depresión y la ansiedad. Asimismo, pensar en positivo acerca del futuro puede ser muy útil cuando estamos en una situación de la que no podemos escapar o cuando debemos aceptar una decisión en la que no tenemos control alguno.
Además, puede ser beneficioso en el sentido en que puede usarse como una forma de exploración de nuestros sueños, fantasías, deseos y expectativas; permitiéndonos conocernos más ampliamente y además proporcionándonos un poco de diversión, distracción y entretenimiento en un día cualquiera.
Pensar en términos positivos nos puede brindar un impulso extra y nos puede motivar a conseguir las cosas que deseamos, agrega un sentido más trascendental a nuestra vida y nos involucra más en las decisiones y acciones de nuestra propia vida, puesto que nos hace sentir más responsables por nuestro futuro y nuestra felicidad.
Las ventajas de asumir una postura positiva y optimista son tantas que no dedicaré mucho espacio para mencionarlas, puesto que los canales de vídeos y los blogs de superación personal hacen bastante énfasis en estas ventajas. Lo que puedo agregar es que, después de todo, existen muchos tipos de optimistas y "pensadores positivos", por así decirlo. Sin importar del tipo que seas, es muy recomendable que seas de esas personas que realmente hacen algo por conseguir las cosas y evalúan "objetivamente" cada situación particular.
Para que el optimismo no sea un riesgo en nuestra vida, es necesario tomarlo como un primer paso, reconociendo que no es lo único que debemos adoptar si queremos que las cosas salgan bien. Es necesario, como lo he establecido antes, que haya una evaluación ligeramente objetiva de la realidad y luego pasar por un proceso de toma de decisiones que eventualmente nos guiará hacia lo que más nos conviene.
En pocas palabras, debemos reflexionar seriamente para que el optimismo no sea una cortina de humo, o un estado fantasioso o ilusorio que nos distancia de lo que realmente está sucediendo. He aquí algunas recomendaciones al respecto.
La libertad de elegir lo que pensamos y sentimos es lo que hace del optimismo algo fabuloso. Siempre puedes tratar de ver las cosas buenas, sin dejar de lado las cosas malas. El positivismo funciona de manera espectacular cuando nos proponemos metas que son alcanzables para nosotros. Ser positivos y esperar lo mejor es aceptable cuando los objetivos que nos proponemos también son aceptables. Por ejemplo, es muy diferente plantearse una meta casi imposible como bajar 10 kilos de sobrepeso en un mes, que si nos planteamos bajar 3 o 4 kilos, especialmente si nunca hemos hecho ejercicio o nos hemos propuesto un plan nutricional (y no sabemos cómo hacerlo).
Es importante ser moderados y no esperar siempre "lo mejor posible", porque las condiciones ideales requieren de muchos factores para que se presenten. No estoy diciendo que sea imposible bajar 10 kilos en un mes, seguramente muchas personas lo han logrado, pero es un reto mucho más difícil y en caso de no ser alcanzado, te puede hacer renunciar antes, y te vas a sentir peor al final del mes. No olvides que las metas te las debes proponer tú mismo de acuerdo a tus recursos y destrezas y no debe depender de la opinión de otras personas.
Además, este tipo de frases no son tan efectivas para mejorar tu rendimiento, pues la mente siempre encuentra trampas y excepciones a las frases que son demasiado generales. Tu mente puede autosabotearte si te dices cosas a ti mismo que no son lo que necesitas oír. Por ejemplo, si dices que no vas a cometer errores esta vez, puedes estar enfocando tu mente en los errores, y tal vez eso te induzca a cometerlos más pronto.
A veces, esforzarnos tanto por controlar nuestra negatividad nos hace generar más negatividad. Decirnos mentiras exageradas o pensar cosas positivas en momentos inapropiados puede declinar nuestro estado de ánimo y nuestro rendimiento. Lo mejor que podemos hacer es ser moderados y ajustarnos un poco mejor a la realidad.
El pensamiento positivo funciona mejor cuando somos específicos. Es decir, cuando no generalizamos o exageramos lo bueno que somos o lo bueno que puede pasar. Es mucho más ajustado pensar cosas como "Soy muy bueno jugando fútbol en la posición defensiva" que pensar "Soy un excelente futbolista y siempre lo hago bien".
Tu mente va a encontrar maneras de debatirte la segunda frase porque es muy general y te va a decir cosas como "No eres una buena persona, a veces juzgas a los demás injustamente, y recuerda aquella ocasión en la que no fuiste generoso/amable/respetuoso", pero le será mucho más difícil argumentar en contra de la primera, porque es mucho más explícita.
Cuando nos sentimos muy tristes o deprimidos, las frases tan generales no suelen animarnos mucho. Si tenemos un repertorio de frases más concretas y que se ajusten a nuestro caso personal, aunque la estemos pasando mal, no podremos negarlas.
Pensar en lo mejor que puede suceder puede llegar a ser muy placentero y esperanzador, pero muchas personas olvidan también considerar lo peor que puede pasar en una situación particular y pueden tener muy malas sorpresas puesto que no pensaron en los escenarios más negativos.
Pensar en que las cosas pueden salir mal no es ser pesimista, puesto que es muy diferente visualizar lo malo (lo cual es sano a nivel psicológico) a esperar y desear que lo malo suceda (lo cual puede interpretarse como pesimismo y negativismo).
El mundo actual exige resultados, exige indicadores de éxito muy claros, exige que siempre estés persiguiendo nuevos horizontes y estés alcanzando nuevas cumbres. El ritmo de vida actual, especialmente en las ciudades, dicta que debes hacer un montón de cosas y debes hacerlas todas muy bien, pero esto generalmente no contribuye significativamente a tu bienestar.
Ponte límites. Hay cosas que no puedes alcanzar porque no tienes los recursos suficientes, y eso debe ser un motivo de tranquilidad, no de preocupación. Está bien no alcanzar todo lo que te propones, no eres una máquina.
Plánteate metas, pero también plantéate actividades de descanso y de entretenimiento. Equilibra tu tiempo y energías entre lo que quieres lograr y entre las cosas que merecen tu atención aunque no te lleven a esas metas, como la familia, los amigos, el tiempo libre y el ocio, el sueño y la buena alimentación.
Las limitaciones mentales nos ayudan a moderarnos y nos liberan de mucha carga emocional. Si nuestros planes son ligeramente más reservados, tendremos más paciencia y perseveraremos más en nuestros objetivos, puesto que sabemos que son alcanzables y que algunas de las metas que nos planteamos se pueden alcanzar en plazos cortos.
Cuando escribo que "no pienses que puedes lograrlo todo" me refiero a la nueva tendencia de los emprendedores y jóvenes, que dedican sus vidas a alcanzar meta tras meta y parece que nunca están satisfechos. Aprenden varios idiomas, fundan varias empresas, siguen estudiando y persiguiendo nuevas metas. Esto, generalmente no contribuye a una mayor felicidad, y en la gran mayoría de casos generan frustración. Nunca es suficiente. Cuando alcanzamos un logro, queremos buscar rápidamente el siguiente, tanto que ni siquiera los disfrutamos ni celebramos.
Mi consejo es que aprendas a celebrar y a sentirte bien contigo mismo cuando logras cualquier cosa, por grande o pequeña que sea. Recuerda también que la vida está llena de pequeños triunfos. Algunos de ellos son muy privados o son insignificantes para los demás, pero esos triunfos íntimos también son muy valiosos para nosotros. Disfruta de ellos.
Finalmente, te dejo enlaces con las fuentes que usé para crear esta serie sobre el positivismo y la ciencia del optimismo. Igualmente, te dejo algunas lecturas recomendadas para que profundices un poco en el tema si te ha llamado la atención.
REFERENCIAS:
How Positive Thinking Can Backfire. Nathan Collins | Febrero 5, 2016.
Can Positive Thinking Really Make Dreams Come True?. Jill Suttie | Diciembre 17, 2014
What’s So Magical about Magical Thinking?. Jill Suttie | Noviembre 13, 2012
En defensa de las personas tóxicas: falsedades y peligros del pensamiento positivo. José César Perales | Enero 14, 2016.
Esos odiosos mensajes positivos. Guido Corradi | Febrero 10, 2016
La gente necesita soluciones, no frases bonitas. Javier Díaz | Diciembre 14, 2015
Self-perception and psychological well-being: The benefits of foreseeing a worse future. Cheng, Sheung-Tak; Fung, Helene H.; Chan, Alfred C. M. 2009.
How to Harness the Positive Power of Negative Thinking. Oliver Burkeman | Octubre 31, 2012
LECTURAS RECOMENDADAS
Rethinking Positive Thinking. Gabriel Oettingen. 2014.
Is it Time to Take the “Positive” Out of Positive Psychology?. Amie M. Gordon | Septiembre 9, 2015.
Four Ways Sadness May Be Good for You. Joseph P. Forgas | Junio 4, 2014
The Virtue of Sadness. Allan V. Horwitz, Jerome C. Wakefield | Diciembre 1, 2007
The Importance of Pain | Septiembre 24, 2015
El optimismo y el pensamiento positivo funcionan mejor cuando nos ajustamos objetivamente a la realidad, tenemos en cuenta los obtáculos posibles y reales del futuro, somos moderados respecto a nuestras expectativas y somos más específicos respecto a las cosas buenas que pensamos.
Finalmente, debemos tener en cuenta que ser optimista es sólo el primer paso, el siguiente paso es la acción, que es más importante.
Dando conclusión a la crítica que he abordado en 4 publicaciones sobre las desventajas del optimismo, es importante aclarar que no es que el pensamiento positivo sea enteramente malo para ti. De hecho, existen evidencias a nivel psicológico que indican que fantasear y soñar acerca de las cosas positivas que pueden suceder pueden restringir algunos síntomas de la depresión y la ansiedad. Asimismo, pensar en positivo acerca del futuro puede ser muy útil cuando estamos en una situación de la que no podemos escapar o cuando debemos aceptar una decisión en la que no tenemos control alguno.
Además, puede ser beneficioso en el sentido en que puede usarse como una forma de exploración de nuestros sueños, fantasías, deseos y expectativas; permitiéndonos conocernos más ampliamente y además proporcionándonos un poco de diversión, distracción y entretenimiento en un día cualquiera.
Pensar en términos positivos nos puede brindar un impulso extra y nos puede motivar a conseguir las cosas que deseamos, agrega un sentido más trascendental a nuestra vida y nos involucra más en las decisiones y acciones de nuestra propia vida, puesto que nos hace sentir más responsables por nuestro futuro y nuestra felicidad.
Las ventajas de asumir una postura positiva y optimista son tantas que no dedicaré mucho espacio para mencionarlas, puesto que los canales de vídeos y los blogs de superación personal hacen bastante énfasis en estas ventajas. Lo que puedo agregar es que, después de todo, existen muchos tipos de optimistas y "pensadores positivos", por así decirlo. Sin importar del tipo que seas, es muy recomendable que seas de esas personas que realmente hacen algo por conseguir las cosas y evalúan "objetivamente" cada situación particular.
5 consejos para sacar el mejor provecho del optimismo
Para que el optimismo no sea un riesgo en nuestra vida, es necesario tomarlo como un primer paso, reconociendo que no es lo único que debemos adoptar si queremos que las cosas salgan bien. Es necesario, como lo he establecido antes, que haya una evaluación ligeramente objetiva de la realidad y luego pasar por un proceso de toma de decisiones que eventualmente nos guiará hacia lo que más nos conviene.
En pocas palabras, debemos reflexionar seriamente para que el optimismo no sea una cortina de humo, o un estado fantasioso o ilusorio que nos distancia de lo que realmente está sucediendo. He aquí algunas recomendaciones al respecto.
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1. Sé moderado
La libertad de elegir lo que pensamos y sentimos es lo que hace del optimismo algo fabuloso. Siempre puedes tratar de ver las cosas buenas, sin dejar de lado las cosas malas. El positivismo funciona de manera espectacular cuando nos proponemos metas que son alcanzables para nosotros. Ser positivos y esperar lo mejor es aceptable cuando los objetivos que nos proponemos también son aceptables. Por ejemplo, es muy diferente plantearse una meta casi imposible como bajar 10 kilos de sobrepeso en un mes, que si nos planteamos bajar 3 o 4 kilos, especialmente si nunca hemos hecho ejercicio o nos hemos propuesto un plan nutricional (y no sabemos cómo hacerlo).
Es importante ser moderados y no esperar siempre "lo mejor posible", porque las condiciones ideales requieren de muchos factores para que se presenten. No estoy diciendo que sea imposible bajar 10 kilos en un mes, seguramente muchas personas lo han logrado, pero es un reto mucho más difícil y en caso de no ser alcanzado, te puede hacer renunciar antes, y te vas a sentir peor al final del mes. No olvides que las metas te las debes proponer tú mismo de acuerdo a tus recursos y destrezas y no debe depender de la opinión de otras personas.
Si te dices a ti mismo cosas como "Soy un ganador" o "No voy a cometer errores esta vez", puedes comprometer tu autoestima y sentirte mal, especialmente si tienes baja autoestima, o si están sucediendo cosas que te dicen lo contrario, por ejemplo, si estás desempeñándote mal en una competencia deportiva o no estás consiguiendo los resultados esperados.
Además, este tipo de frases no son tan efectivas para mejorar tu rendimiento, pues la mente siempre encuentra trampas y excepciones a las frases que son demasiado generales. Tu mente puede autosabotearte si te dices cosas a ti mismo que no son lo que necesitas oír. Por ejemplo, si dices que no vas a cometer errores esta vez, puedes estar enfocando tu mente en los errores, y tal vez eso te induzca a cometerlos más pronto.
A veces, esforzarnos tanto por controlar nuestra negatividad nos hace generar más negatividad. Decirnos mentiras exageradas o pensar cosas positivas en momentos inapropiados puede declinar nuestro estado de ánimo y nuestro rendimiento. Lo mejor que podemos hacer es ser moderados y ajustarnos un poco mejor a la realidad.
2. Sé específico.
El pensamiento positivo funciona mejor cuando somos específicos. Es decir, cuando no generalizamos o exageramos lo bueno que somos o lo bueno que puede pasar. Es mucho más ajustado pensar cosas como "Soy muy bueno jugando fútbol en la posición defensiva" que pensar "Soy un excelente futbolista y siempre lo hago bien".
Es más fácil reconocer cosas como "La mayor parte del tiempo soy muy cortés y siempre trato de sonreír al saludar a las personas" que decirnos a nosotros simplemente "Soy una buena persona" o "Soy bueno relacionándome con los demás".
Tu mente va a encontrar maneras de debatirte la segunda frase porque es muy general y te va a decir cosas como "No eres una buena persona, a veces juzgas a los demás injustamente, y recuerda aquella ocasión en la que no fuiste generoso/amable/respetuoso", pero le será mucho más difícil argumentar en contra de la primera, porque es mucho más explícita.
Cuando nos sentimos muy tristes o deprimidos, las frases tan generales no suelen animarnos mucho. Si tenemos un repertorio de frases más concretas y que se ajusten a nuestro caso personal, aunque la estemos pasando mal, no podremos negarlas.
3. Enfócate también en el peor escenario posible
Pensar en lo mejor que puede suceder puede llegar a ser muy placentero y esperanzador, pero muchas personas olvidan también considerar lo peor que puede pasar en una situación particular y pueden tener muy malas sorpresas puesto que no pensaron en los escenarios más negativos.
La clave es estar preparados, para lo mejor y para lo peor. Hacer el experimento mental de que todo salga terriblemente mal nos puede tranquilizar mucho y nos puede motivar a evitar esos escenarios catastróficos.
Pensar en que las cosas pueden salir mal no es ser pesimista, puesto que es muy diferente visualizar lo malo (lo cual es sano a nivel psicológico) a esperar y desear que lo malo suceda (lo cual puede interpretarse como pesimismo y negativismo).
4. No creas que puedes lograrlo todo
El mundo actual exige resultados, exige indicadores de éxito muy claros, exige que siempre estés persiguiendo nuevos horizontes y estés alcanzando nuevas cumbres. El ritmo de vida actual, especialmente en las ciudades, dicta que debes hacer un montón de cosas y debes hacerlas todas muy bien, pero esto generalmente no contribuye significativamente a tu bienestar.
Ponte límites. Hay cosas que no puedes alcanzar porque no tienes los recursos suficientes, y eso debe ser un motivo de tranquilidad, no de preocupación. Está bien no alcanzar todo lo que te propones, no eres una máquina.
Plánteate metas, pero también plantéate actividades de descanso y de entretenimiento. Equilibra tu tiempo y energías entre lo que quieres lograr y entre las cosas que merecen tu atención aunque no te lleven a esas metas, como la familia, los amigos, el tiempo libre y el ocio, el sueño y la buena alimentación.
Las limitaciones mentales nos ayudan a moderarnos y nos liberan de mucha carga emocional. Si nuestros planes son ligeramente más reservados, tendremos más paciencia y perseveraremos más en nuestros objetivos, puesto que sabemos que son alcanzables y que algunas de las metas que nos planteamos se pueden alcanzar en plazos cortos.
Las metas pequeñas son excelentes porque nos recompensan con mayor frecuencia pero a un tiempo nos permiten reconocer que son parte de algo más grande.
5. Siéntete satisfecho con tus logros hasta ahora
Cuando escribo que "no pienses que puedes lograrlo todo" me refiero a la nueva tendencia de los emprendedores y jóvenes, que dedican sus vidas a alcanzar meta tras meta y parece que nunca están satisfechos. Aprenden varios idiomas, fundan varias empresas, siguen estudiando y persiguiendo nuevas metas. Esto, generalmente no contribuye a una mayor felicidad, y en la gran mayoría de casos generan frustración. Nunca es suficiente. Cuando alcanzamos un logro, queremos buscar rápidamente el siguiente, tanto que ni siquiera los disfrutamos ni celebramos.
Disfruta del camino, disfruta el resultado, disfruta cada momento. Llegar hasta donde estás ha costado esfuerzo y tiene sus méritos.
Mi consejo es que aprendas a celebrar y a sentirte bien contigo mismo cuando logras cualquier cosa, por grande o pequeña que sea. Recuerda también que la vida está llena de pequeños triunfos. Algunos de ellos son muy privados o son insignificantes para los demás, pero esos triunfos íntimos también son muy valiosos para nosotros. Disfruta de ellos.
Finalmente, te dejo enlaces con las fuentes que usé para crear esta serie sobre el positivismo y la ciencia del optimismo. Igualmente, te dejo algunas lecturas recomendadas para que profundices un poco en el tema si te ha llamado la atención.
REFERENCIAS:
How Positive Thinking Can Backfire. Nathan Collins | Febrero 5, 2016.
Can Positive Thinking Really Make Dreams Come True?. Jill Suttie | Diciembre 17, 2014
What’s So Magical about Magical Thinking?. Jill Suttie | Noviembre 13, 2012
En defensa de las personas tóxicas: falsedades y peligros del pensamiento positivo. José César Perales | Enero 14, 2016.
Esos odiosos mensajes positivos. Guido Corradi | Febrero 10, 2016
La gente necesita soluciones, no frases bonitas. Javier Díaz | Diciembre 14, 2015
Self-perception and psychological well-being: The benefits of foreseeing a worse future. Cheng, Sheung-Tak; Fung, Helene H.; Chan, Alfred C. M. 2009.
How to Harness the Positive Power of Negative Thinking. Oliver Burkeman | Octubre 31, 2012
LECTURAS RECOMENDADAS
Rethinking Positive Thinking. Gabriel Oettingen. 2014.
Is it Time to Take the “Positive” Out of Positive Psychology?. Amie M. Gordon | Septiembre 9, 2015.
Four Ways Sadness May Be Good for You. Joseph P. Forgas | Junio 4, 2014
The Virtue of Sadness. Allan V. Horwitz, Jerome C. Wakefield | Diciembre 1, 2007
The Importance of Pain | Septiembre 24, 2015
5 trucos bastante buenos, pienso que todos deberian de aplicarlos
ResponderBorrar¿Consideras que es necesario distinguir claramente entre el pensamiento positivo y el optimismo o crees que para la mayoría de personas la diferencia sólo radica en el nombre?
BorrarEl pensamiento positivo se basa casi por completo en la imaginación y el deseo, mientras que el optimismo depende en las expectativas sobre el futuro basadas en experiencias pasadas. En este sentido, ¿es más recomendable ser optimista que pensar positivamente? ¿Por qué?
Borrar¿Cómo sabes si estás siendo muy exagerado cuando eres optimista o tratas de pensar positivamente?
ResponderBorrar¿Una persona debería usar frases y mensajes positivos que no le gusten? ¿Por qué?
ResponderBorrar¿Qué recomendación harías a los lectores del blog para que utilicen el optimismo de manera adecuada?
ResponderBorrarExcelente post y muy útil porque nosotros nos dedicamos a motivar a las personas y ante todo hay que intentar cambiar uno mismo para dejar que nuestro coaching surta efecto, me lo descargo si no os importa. Un saludo
ResponderBorrarGracias por el comentario. Descarga, comparte, copia y pega, difunde en las redes sociales. Si incluyes la URL de la publicación, me ayudarás mucho a seguir tratando temas como este en el blog.
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