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Con la publicación de hoy se inagura un espacio que he querido llamar #EstaEsMiHistoria, en el cual TÚ como lector del blog puedes compartir tus opiniones y experiencias respecto a los temas que son tratados directa o indirectamente en esta página. Se trata de una sección en la cual puedes conocer a otros seguidores y sus historias y de esta manera podamos ir construyendo una comunidad alrededor del cambio y la transformación en nuestras vidas.

La idea de este espacio es que TÚ como lector tengas la oportunidad de volverte escritor de tu historia, la cuentes con tu propio estilo y nos compartas tus vivencias y luchas  respecto al cambio. Igualmente, el propósito de esta sección es compartir el conocimiento que todos tenemos, ya que de una u otra manera, todos somos expertos en el cambio y hemos tenido que enfrentar duros desafíos en nuestras vidas.

Tus experiencias son invaluables y merecen ser compartidas, así que te invito a ver este espacio como la oportunidad de compartir lo que has aprendido, lo que quieres mejorar, algun desafio en tu vida, una historia que aún no termina, en fin, todo aquello que creas pueda ser compartido como una experiencia de cambio o la búsqueda del mismo.

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La historia que te invito a leer hoy es de "Lia", quien voluntariamente decidió compartir su experiencia para animar a otros y hacerles saber que no son los únicos que están pasando por alguna dificultad importante a nivel emocional.

Espero que la leas, la comentes y la compartas.

#EstaEsMiHistoria.



¡Oh por Dios! ¿Qué hago con mi jefe?


No sé cómo se supone que debas empezar a hablar de una esas etapas díficiles que marcaron tu vida, tal vez pueda iniciar diciendo que pese a que fue tal vez el momento más caótico y extraño por el que he pasado, fue la etapa en la que tuve la valiosa oportunidad de conocer mis límites, desafiarme a mí misma y enfrentar unos cuantos demonios e inseguridades que he cultivado a lo largo de mis 24 años. He querido compartir esta experiencia porque tal vez a alguien le pueda resultar igual de valioso que a mí, incluso puede que se estén imaginando que viví la muerte de alguien y que eso cambió mi perspectiva del mundo, o que sufrí de algún desamor que marcó mi vida, pero no, es algo tan sencillo (pero cotidiano) como la existencia de un jefe (una jefa en este caso) intransigente, angustiosa, inflexible, chismosa, cizañera pero muy, muy buena en su trabajo.
Tired, ansiedad, depresión

No quisiera entrar en detalles de cómo empecé a trabajar o en qué trabajo porque no es interesante y no viene al caso, lo que sí me gustaría compartir es que siempre tuve una buena relación con ella y que muchos pueden reconocer que fui una de las pocas personas que supo aguantarla (hasta cierto punto) durante mucho tiempo y hacer un buen equipo de trabajo con ella. Y es que siempre me dije a mi misma "Ella ya es una persona mayor" "Yo puedo manejar esto" "Me gusta mi trabajo, así que por qué no tener paciencia" "Ella me dio el trabajo “Puedo aprender mucho de ella" "En el fondo es un gran persona" etc... y puede que todo lo anterior sea cierto, pero lo que desconocía era el efecto que todas mis justificaciones a sus conductas estaban teniendo en mí.

Si estás o has vivido mi experiencia de tener un jefe difícil, sé que compartes que no siempre es fácil enfrentarlos y que siempre existe el temor de decirle a la persona las cosas malas que hace cuando ella es la que te da trabajo, pero ¿si será este un buen argumento para no decirlo o para no decir tus inconformidades? No, definitivamente no, y entendí que si tengo justamente el trabajo que tengo es porque yo me lo gané, porque mis propios méritos me han puesto en ese lugar, que mi dedicación, conocimiento, actitud y puede que si tal vez un poco de suerte me han puesto allí, si yo hiciera las cosas mal y nadie tuviera un buen concepto sobre lo que hago, sencillamente ya no estaría ahí (bueno no siempre la vida es justa, y puede que por más bien que lo hagas no te dejen en tu puesto, pero sigamos con el ideal de que estamos en un mundo laboral justo y armonioso).

Por lo tanto, ese puesto es mío gracias a mí, yo me lo he ganado y me he esforzado por tenerlo, así que ¿por qué no enfrentar a mi jefe por temor a que me despida?, y si lo hace, pues tengo las capacidades para conseguir otro, así la situación este difícil, me quiero convencer a mí misma que el buen trabajo habla por sí mismo, y me puedo conseguir algo mejor o si no, por lo menos diferente. Pero esto no lo he aprendí fácilmente y tuve miedo de expresar aquellas conductas de mi jefe que eran tóxicas para el trabajo en equipo, ese miedo me llevo a aguantar, y claro no digo que no debas estar agradecido con tu empresa o tu jefe o tus superiores, claro que sí, y puedes tener gestos como la paciencia por ciertos detalles con el fin de tener un buen ambiente laboral, pero lo que no puedes permitir es aguantar hasta un punto en el cual te pierdes a ti mismo por temor a hablar, a enfrentar la situación o perder tu trabajo, en mi caso esto afecto mi salud física y emocional y pese a que tengo complejo de hipocondríaca, esta vez sí sentí cómo a nivel físico y emocional me estaba quebrando.
Ok, ansiedad, depresión

La ansiedad no es algo que al principio veas como un problema, realmente durante el día podemos estar ansiosos por muchas cosas, una llamada, por el transporte público, por una cita, por un programa de TV, hasta por el almuerzo que vamos a escoger. La ansiedad para mí es esa respuesta física y emocional de estar a la expectativa de algo que nos genera duda, de lo que no tenemos un 100% de control, bueno, puede que si lo tengamos pero no somos hábiles para tomar la decisión sobre esa situación que nos genera ansiedad, pero ¿qué pasa cuando esa ansiedad es un nudo en el estómago constante? ¿Cuándo es un temblor intermitente en las extremidades? ¿Cuándo se te agita la respiración y sientes desesperadas ganas de llorar? ¿Cuándo el lugar en el que te encuentras se siente más pequeño y quisieras huir?

Es más, ¿qué pasa cuando todos estos síntomas se reúne al ver una única persona en el mundo, en el sito que pasas la mayor parte de tu tiempo? Es decir, que a diario, durante 8 horas laborales, sientes cada uno de estos síntomas cuando estás en tu puesto de trabajo y cuando ves o hablas con tu jefe. OK. Me dí cuenta que eso no era normal y que no está bien, que prefería sentir ansiedad por elegir mi vestuario del día siguiente y no por vivir mí día a día.

Lo primero que hice fue recurrir a actividades que me distrajeran de mi malestar en el trabajo, mi novio, mi familia, mis amigos, el ocio, pero mi ansiedad empezó a hacerse visible incluso cuando estaba con ellos, así que decidí buscar ayuda psicológica, y anteriormente ya había leído este blog y muchos de sus principios me han hecho cuestionarme por mis pensamientos y mi forma de ser, entonces lo vi como una herramienta útil para ayudarme, pero la idea de que yo soy el amo y dueño de mi destino y mis acciones, no era fácil de contemplar, porque no siempre me he considerado la más autónoma o me tengo la suficiente confianza para dominar mi vida, y como muchos a veces recurro a mil excusas ajenas a mí para justificar por qué no se dieron las cosas, por eso fui al psicólogo y les puedo decir que fue una sabia decisión, muchas veces necesitamos de aquella persona neutral, ajena y desconocida que nos ayude, que nos oriente frente a lo que estamos viviendo, cuando una persona que no conoces ve tus problemas desde su perspectivas, te das cuenta que estás viendo la situación con un solo par de lentes, y que pueden haber tantas formas que ignorabas de abordar el problema que vale la pena intentarlo.

Sin embargo, ya tenía otras visiones, otras medidas, tuve que seguir el conducto regular, hablar con mi jefe (solo puedo decir que no generó ningún cambio), hablar con alguien superior a mi jefe, hablar con alguien superior al jefe de mi jefe y finalmente pasar mi caso al comité de ambiente laboral. Deben pensar que mi jefe era una inquisidora, pero no, no me gritó, no me hacía trabajar largas jornadas, no me llamaba en días festivos o me enviaba mensajes a todo moment. Hizo algo más sutil: hacerme perder total confianza en todo lo que hacía, delegar mis funciones a alguien de un cargo inferior al mío, cargarme de angustias que correspondían solo a funciones de ella, desprestigiarme delante de otros compañeros y negar inflexiblemente cada uno de mis argumentos.



Créanme que a veces lo más sutil es lo que más afecta y que no necesitas de un grito o una grosería para sentirte ofendido, algo tan sencillo como el que no te den las gracias o reconozca tu gran esfuerzo en un tarea que pusiste todo tu empeño o valoren tus argumentos y opiniones, desmotiva y ofende mucho más un maltrato directo.

En fin, dejé que una sola persona me pusiera a dudar de todo lo que yo era, de lo que era capaz, de lo que había hecho, de mi profesionalismo, de mi carácter, de mi rumbo en la vida. Y está bien, soy una persona sensible, pero creo que a cualquier persona le puede pasar esto, si bien no con un jefe, con su pareja, su mamá, su mejor amigo, etc., y fue en este momento cuando la ansiedad (la respiración, el temblor, el nudo en el estómago, la claustrofobia) se convirtieron en depresión, y sé que tal vez esto sea un autodiagnóstico (aunque realmente llegué a estar incapacitada por este motivo) pero jamás había sentido tanta inconformidad y angustia como en ese momento, lloraba por llorar, quería llorar en todo momento, y si bien tuve un gran red de apoyo (como mi pareja y mi mamá) hay batallas que debemos enfrentar solos y esta era una de ellas.

Creo que a nadie le puedo explicar que sentía vacío el cuerpo, que nada me daba ilusión, que quería dormir mil horas, que me sentía atrapada en mis propios pensamientos, y que podía perfectamente llorar a mares en cualquier momento, que reprimí muchas lágrimas, muchos gritos, porque no me vieran mal, que luche contra no rendirme día a día y que me sentía totalmente incomprendida.

Puede que el problema no fuera tan grave, pero recuerdo mucho que mi novio decía "tal vez este es tu límite y otros tengan otros límites" y eso me hizo comprender que cada quién tiene sus luchas y que todas son justificadas, lo que cambia es la actitud y las acciones que tomemos para solucionarlas. Pero ¿a qué voy contándoles dramáticamente toda mi experiencia? A decirles que del tropiezo más pequeño (o grande, cómo lo quieras ver) puedes sacar el aprendizaje mis valioso.

Sí, suena a moraleja de cuento, pero lo que me gustó de todo esto, es que no tuve la gran lección de mi vida, no tuve una revelación, no he cambiado significativamente, pero no se imaginan cuanto aprendí de mi misma, a veces conocemos mucho a otras personas, y no nos cuestionamos por nosotros mismos porque obviamente creemos que quién mejor que nosotros para conocernos, pero esto no es tan obvio ni tan cierto, desconocemos muchas cosas, y fue el encontrarme con uno de mis límites lo que me hizo comprender de qué estoy hecha y qué puedo tolerar y qué no, y esto no siempre fue tan claro, este es apenas mi primer pequeño paso, para evitar que esto se vuelva a repetir y no tener que llegar a límites negativos para reaccionar.

Definitivamente aquí es cuando vuelvo al blog y su concepto de que somos dueños de nuestras vidas, porque definitivamente si conocemos de qué estamos hechos y tomamos la decisión del cambio, podemos enfrentar muchos demonios y lograr nuestras metas. Muchos de sus post, OK, no me han cambiado la vida (por falta de dedicación de mi parte) pero si han hecho algo valioso y es enseñarme a conocerme, las 100 preguntas que aparecen aquí, fueron uno de los primeros pasos en darme cuenta de qué no tenía ni idea de muchas cosas mías, y varios de sus post sobre el carácter o la autoestima me permitieron identificar ciertos patrones negativos en mi vida.


No escribo esto para promocionar su contenido, porque su calidad habla por sí sola, si no para darles a ustedes el mensaje tal vez obvio (pero que si lo piensas varias veces a lo largo de tu vida cobra más sentido) de que nadie va a hacer nada por ti, nadie va a cambiar tu rutina si tú no lo haces, nadie te va hacer feliz si tú no eres feliz, nadie va a completarte si tú no te sientes completo, nadie te va a dar el trabajo perfecto, si tú no sabes cuál es tu trabajo perfecto, nadie te va a dar el cuerpo o la dieta perfecta, si tú no estás dispuesto a trabajar por ello, nadie te va a quitar la tristeza o la soledad si tú no buscas alternativas para seguir.

Por eso te invito a que si bien no debemos, es más, no podemos enfrentar todo solos, estamos comprometidos a ser responsables de nuestra propia vida; y si este blog, o ir al psicólogo, o leer un libro, o practicar un deporte, o ver una película te abre las puertas a conocerte a ti mismo; no las cierres, cultiva esa curiosidad y no dejes de buscar aquellas cosas que te logren dar calma y equilibrio, porque finalmente no se trata de ser feliz, ver todo color arcoíris, tener dinero, ser exitoso, tener hijos y una armoniosa familia, para mí se trata de lograr en algún punto de verme a mí misma y sentirme tremendamente orgullosa de la persona que soy, de la persona que YO y solo YO he construido con mis decisiones, solo YO soy dueña de mi misma y tengo un poder infinito para ser quién quiera ser, pero bueno apenas voy ahí, porque todavía me falta la pequeñita tarea de realizar cambios con acciones.

Que la transformación y el cambio nos invadan y que gocemos del camino de descubrirnos a nosotros mismos así sea en las situaciones más complejas.

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