Mi propósito con el blog siempre ha sido desmarcarme de algunas tendencias generales respecto a la forma en que se abordan los temas de superación personal y contenidos motivacionales en otros blogs, ofreciendo este tipo de contenidos con una visión crítica y práctica, que te permita utilizarlos de manera apropiada, ya que son herramientas útiles y necesarias en nuestro crecimiento personal.
Al desmarcarme de la tendencia general he querido profundizar en herramientas, ejercicios y reflexiones más detalladas, ofreciendo contenido totalmente gratuito y disponible para todos -sean suscriptores o no-, abstenerme de vender productos exclusivos, hacer falsas promesas, escribir artículos exagerados con toques propagandísticos y argumentar críticamente sobre algunas ideas que pululan en internet sobre el cambio, la motivación y el desarrollo personal.
En esta oportunidad, dedicaré este espacio a este último propósito abordando el tema de: Los peligros de ser demasiado optimistas.
Con esta nueva serie de publicaciones, pretendo ofrecerte una serie de argumentos acerca de los peligros del pensamiento positivo y el optimismo "puros" que suelen difundirse tan fácilmente en internet y en la sociedad en general en frases como: "las cosas pasan por algo" "todo va a estar bien" "todo en esta vida tiene solución menos la muerte", entre otras que seguramente ya conoces.
Aunque no intento argumentar que el pesimismo sea beneficioso, quiero ofrecerte algunas consideraciones respecto a los peligros del optimismo y el pensamiento positivo, teniendo en cuenta que al referirme a los mismos, me estaré remitiendo a sus versiones extremas, acríticas, poco prácticas, ligeramente irracionales y sesgadas.
En este sentido, mi crítica está centrada en el uso que se le da a los contenidos de este tipo por parte de las personas que lo ofrecen y por parte de las personas que lo consumen. Mi intención no es juzgar a las personas optimistas como tal, sino anotar algunas ideas sobre las desventajas del optimismo y el pensamiento positivo en algunos casos concretos.
Aunque existen muchos estudios que confirman que este tipo de pensamiento es beneficioso a largo plazo y genera mayor bienestar, existen peligros sutiles cuando el optimismo se aplica por defecto y se alaba como una actitud deseable en todo momento.
A partir de una serie de consideraciones, pretendo sustentar que el uso indiscriminado y acrítico del pensamiento optimista nos ha llevado a distorsionar y tergiversar algunas creencias sobre el funcionamiento de la sociedad y de nosotros mismos, lo cual, en algunos casos ha generado mayores problemas que soluciones.
Los errores fundamentales de ser una persona demasiado optimista: Primera Parte
Error #1: El optimismo radical es sistemático y no discrimina la complejidad de la vida
El optimismo y el positivismo (o el pensamiento positivo) pueden considerarse como una tendencia estable a creer que el futuro será bueno o positivo. Si se usa esta definición de manera descuidada, esto supone que sin importar lo que esté sucediendo, si eres una persona optimista, debes adoptar una posición en la que esperas que suceda siempre lo mejor. Es decir, siempre debes ver el vaso medio lleno, sin importar si antes estaba vacío o si antes estaba lleno. Cuando esta idea es llevada al extremo, se puede considerar que en todas y cada una de las experiencias de tu vida estás aplicando el mismo tipo de pensamiento y el mismo tipo de actitud.
En otras palabras, tu comportamiento y tu forma de pensar se vuelve sistemática, se hace de manera obligatoria, rígida, ininterrumpida y sin importar las condiciones particulares de cada momento.
El pensamiento sistemático, sea positivo o negativo, te impide ser sensible a cada una de las experiencias que vives.
En el caso del optimismo, si tu mejor esfuerzo a nivel psicológico consiste en aplicar sistemáticamente la fórmula del optimismo y hacerla siempre tu punto de partida, estás omitiendo algunos pasos previos cuando enfrentas situaciones positivas o negativas en general.
Existen eventos en tu vida en los que aplicar el pensamiento optimista te impide centrarte adecuadamente en las soluciones a un problema o te impide reconocer la seriedad del mismo. Por ejemplo, es posible que te haga menos proactivo porque esperas que las dificultades no sean tan grandes o evidentes. Tal vez te haga más lento al reaccionar porque consideres que "no es para tanto" o que "toca esperar a ver qué pasa".
En otras palabras, estás ignorando las condiciones iniciales y estás haciendo de tu actitud algo que siempre debe mantenerse de la misma forma sin importar lo que pase. ¡Cómo desearíamos que la vida fuera así de simple!
En conclusión, este tipo de pensamiento te puede convertir en una persona menos crítica y te puede generar dificultades inesperadas, puesto que existen momentos en tu vida en los que realmente tienes que preocuparte, estar intranquilo y tener bajas expectativas frente a lo que puede suceder.
Existen momentos particulares de tu vida que no se ajustan a un estado de ánimo positivo y si insistes en mantener una sonrisa y conversaciones positivas, estarás generando una incoherencia emocional que luego te pasará factura.
En otras palabras, si te obligas a ti mismo a mantenerte positivo porque se supone que debes hacerlo, especialmente en una situación muy complicada, te estás comportando de una forma que no se corresponde con lo que piensas o sientes.
Esta incoherencia genera rupturas internas difíciles de enmendar después.
Estoy seguro que en algún momento de tu vida has pasado por una situación en la que te obligaste a sentir de cierta manera y posteriormente el sobreesfuerzo te generó un malestar mucho mayor.
Esto sucede porque si aplicas la fórmula del optimismo automáticamente, estás negando tu propia individualidad y a su vez corres el riesgo de tomar decisiones poco acertadas, pues siempre te estás posicionando en el mismo lugar para ver el problema y tomar decisiones importantes.
La mayoría de personas sienten un agrado natural por aquellas personas que son enérgicas, vivaces y positivas. Siempre buscamos estar con personas que nos hagan sentir bien, que se esfuercen por ver el lado positivo de las cosas y que nos animen a hacer lo mismo.
De alguna manera, ser optimista es un rasgo que se refuerza a nivel social. Las personas pesimistas, negativas o las llamadas "personas tóxicas" no suelen encajar a nivel social y suelen ser rechazadas consciente e inconscientemente por los demás.
Igualmente sucede con las personas inestables a nivel emocional, que pueden sentirse optimistas un día pero al día siguiente les parece que el fin del mundo está cerca. Este tipo de personas no suelen ser tan bien recibidas en casi ningún contexto.
Si eres una persona amargada o pesimista, o incluso si te consideras a ti mismo un "realista", es posible que no tengas tanto éxito a nivel social como las personas que son más optimistas.
Esto te puede llevar a ceder a la presión social y asumir posturas optimistas cuando realmente sientes y piensas que las cosas no pintan nada bien.
No solo esto genera enredos emocionales y pensamientos automáticos, como acabé de explicarte, sino que también hace que niegues tu propia personalidad y tu idiosincracia con el fin de ajustarte a un grupo o a una comunidad.
En otras palabras, te estás anulando a ti mismo para encajar socialmente. Estás normalizándote y convirtiéndote en una persona "deseable" que se parece demasiado a las demás y que ignora su propia identidad con el fin de ser aceptado en un grupo.
Las personas que están experimentando mucho dolor y decepción en sus vidas, las que necesitan un poco más de atención, las que no saben pedir las cosas, las que tiene fallas en el carácter y la identidad, las que tienen necesidades no cubiertas, que están desconectadas de sí mismas a nivel interno, que tienen muchos miedos y bloqueos a nivel interno, las que están atrapadas en bucles y ciclos repetitivos de los que no pueden salir, las que racionalizan todo y las que se exigen demasiado a sí mismas, entre otros tipos de personas, no suelen encontrar en las personas y los mensajes positivos una solución a sus dificultades.
Lo que es peor, estas son las personas que más suelen exhibir conductas condenadas por el pensamiento positivo: victimización, quejas y críticas excesivas, pesimismo, negativismo, envidia, celos, rencor, falta de emprendimiento, desánimo, etc. De esta forma, el pensamiento positivo puede fomentar el aislamiento social, especialmente a aquellas personas que más lo necesitan.
Incluso si tenemos buenas intenciones y queremos sacar a alguien de la depresión o la tristeza, solemos fallar y hacerlo incorrectamente.
Usualmente, una persona optimista subestimará las emociones negativas de los demás y basará sus juicios en su propio estado de ánimo.
Una persona optimista puede asumir una postura sesgada y decir a los demás cosas como "Anímate", "Vamos, no es para tanto", "No es tan grave, sólo tienes que cambiar tu actitud", etc., lo cual suele ser poco útil para los demás, e incluso llega a ser molesto.
En general, el ser humano es bastante malo para imaginar los estados emocionales de otras personas, especialmente de las personas que sienten emociones opuestas o totalmente diferentes a las nuestras.
Es por esto que solemos sorprendernos cuando alguien se molesta o se entristece por algo que nosotros consideramos normal. Nuestra primera reacción es pensar que están exagerando.
En las próximas publicaciones seguiré abordando el tema con otros argumentos. Tu participación en la zona de comentarios también será un lugar de discusiones útiles alrededor del tema. A continuación te dejo con algunas ideas para abrir el debate.
El pensamiento sistemático, sea positivo o negativo, te impide ser sensible a cada una de las experiencias que vives.
En el caso del optimismo, si tu mejor esfuerzo a nivel psicológico consiste en aplicar sistemáticamente la fórmula del optimismo y hacerla siempre tu punto de partida, estás omitiendo algunos pasos previos cuando enfrentas situaciones positivas o negativas en general.
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Cuando eres sistemáticamente optimista, estás ignorando los recursos que tienes, la gravedad de una situación específica, las probabilidades de que sucedan otras cosas y tu historial previo con esa situación, entre muchas otras cosas.
Existen eventos en tu vida en los que aplicar el pensamiento optimista te impide centrarte adecuadamente en las soluciones a un problema o te impide reconocer la seriedad del mismo. Por ejemplo, es posible que te haga menos proactivo porque esperas que las dificultades no sean tan grandes o evidentes. Tal vez te haga más lento al reaccionar porque consideres que "no es para tanto" o que "toca esperar a ver qué pasa".
En otras palabras, estás ignorando las condiciones iniciales y estás haciendo de tu actitud algo que siempre debe mantenerse de la misma forma sin importar lo que pase. ¡Cómo desearíamos que la vida fuera así de simple!
En conclusión, este tipo de pensamiento te puede convertir en una persona menos crítica y te puede generar dificultades inesperadas, puesto que existen momentos en tu vida en los que realmente tienes que preocuparte, estar intranquilo y tener bajas expectativas frente a lo que puede suceder.
El optimismo, aunque lo parezca, no siempre es la mejor opción y la buena actitud no siempre es la mejor actitud.
Error #2: El optimismo radical es automático e incoherente, y nos impide evaluar mejor las situaciones
Existen momentos particulares de tu vida que no se ajustan a un estado de ánimo positivo y si insistes en mantener una sonrisa y conversaciones positivas, estarás generando una incoherencia emocional que luego te pasará factura.
En otras palabras, si te obligas a ti mismo a mantenerte positivo porque se supone que debes hacerlo, especialmente en una situación muy complicada, te estás comportando de una forma que no se corresponde con lo que piensas o sientes.
Esta incoherencia genera rupturas internas difíciles de enmendar después.
Estoy seguro que en algún momento de tu vida has pasado por una situación en la que te obligaste a sentir de cierta manera y posteriormente el sobreesfuerzo te generó un malestar mucho mayor.
Esto sucede porque si aplicas la fórmula del optimismo automáticamente, estás negando tu propia individualidad y a su vez corres el riesgo de tomar decisiones poco acertadas, pues siempre te estás posicionando en el mismo lugar para ver el problema y tomar decisiones importantes.
Siempre es necesario asumir la perspectiva que te permita ver mejor el problema, no el punto de vista que se supone que debes asumir según el resto del mundo.
Error #3: El optimismo es socialmente deseable y nos aleja de quienes somos realmente
La mayoría de personas sienten un agrado natural por aquellas personas que son enérgicas, vivaces y positivas. Siempre buscamos estar con personas que nos hagan sentir bien, que se esfuercen por ver el lado positivo de las cosas y que nos animen a hacer lo mismo.
De alguna manera, ser optimista es un rasgo que se refuerza a nivel social. Las personas pesimistas, negativas o las llamadas "personas tóxicas" no suelen encajar a nivel social y suelen ser rechazadas consciente e inconscientemente por los demás.
Igualmente sucede con las personas inestables a nivel emocional, que pueden sentirse optimistas un día pero al día siguiente les parece que el fin del mundo está cerca. Este tipo de personas no suelen ser tan bien recibidas en casi ningún contexto.
Si eres una persona amargada o pesimista, o incluso si te consideras a ti mismo un "realista", es posible que no tengas tanto éxito a nivel social como las personas que son más optimistas.
Esto te puede llevar a ceder a la presión social y asumir posturas optimistas cuando realmente sientes y piensas que las cosas no pintan nada bien.
No solo esto genera enredos emocionales y pensamientos automáticos, como acabé de explicarte, sino que también hace que niegues tu propia personalidad y tu idiosincracia con el fin de ajustarte a un grupo o a una comunidad.
En otras palabras, te estás anulando a ti mismo para encajar socialmente. Estás normalizándote y convirtiéndote en una persona "deseable" que se parece demasiado a las demás y que ignora su propia identidad con el fin de ser aceptado en un grupo.
Si una persona con dificultades emocionales significativas en su vida se enfrenta a un contexto donde la tendencia consiste en ser positivo y optimista, rápidamente desencajará y será rechazada.
Las personas que están experimentando mucho dolor y decepción en sus vidas, las que necesitan un poco más de atención, las que no saben pedir las cosas, las que tiene fallas en el carácter y la identidad, las que tienen necesidades no cubiertas, que están desconectadas de sí mismas a nivel interno, que tienen muchos miedos y bloqueos a nivel interno, las que están atrapadas en bucles y ciclos repetitivos de los que no pueden salir, las que racionalizan todo y las que se exigen demasiado a sí mismas, entre otros tipos de personas, no suelen encontrar en las personas y los mensajes positivos una solución a sus dificultades.
Lo que es peor, estas son las personas que más suelen exhibir conductas condenadas por el pensamiento positivo: victimización, quejas y críticas excesivas, pesimismo, negativismo, envidia, celos, rencor, falta de emprendimiento, desánimo, etc. De esta forma, el pensamiento positivo puede fomentar el aislamiento social, especialmente a aquellas personas que más lo necesitan.
A nivel social, el pensamiento positivo puede llegar a condenar algunas conductas antes que fomentar la empatía y comprensión de las mismas. Esto ocurre en parte porque hace demasiado énfasis en estados ideales en lugar de estados reales.
Incluso si tenemos buenas intenciones y queremos sacar a alguien de la depresión o la tristeza, solemos fallar y hacerlo incorrectamente.
Usualmente, una persona optimista subestimará las emociones negativas de los demás y basará sus juicios en su propio estado de ánimo.
Una persona optimista puede asumir una postura sesgada y decir a los demás cosas como "Anímate", "Vamos, no es para tanto", "No es tan grave, sólo tienes que cambiar tu actitud", etc., lo cual suele ser poco útil para los demás, e incluso llega a ser molesto.
En general, el ser humano es bastante malo para imaginar los estados emocionales de otras personas, especialmente de las personas que sienten emociones opuestas o totalmente diferentes a las nuestras.
Es por esto que solemos sorprendernos cuando alguien se molesta o se entristece por algo que nosotros consideramos normal. Nuestra primera reacción es pensar que están exagerando.
Una persona optimista es poco apta para animar a una pesimista, lo cual hará que esta última opte por alejarse de las personas que no parecen comprender sus problemas.
En las próximas publicaciones seguiré abordando el tema con otros argumentos. Tu participación en la zona de comentarios también será un lugar de discusiones útiles alrededor del tema. A continuación te dejo con algunas ideas para abrir el debate.
¿Alguna vez te has confiado demasiado pensando que las cosas iban a salir bien y luego notaste que debiste haberte preparado mejor? ¿Qué crees que falló?
ResponderBorrar¿Algún amigo o familiar te ha calificado de optimista o de pesimista? ¿Estás de acuerdo con esa etiqueta?
ResponderBorrar¿Cuál es la frase positiva que más te gusta? ¿Crees que esa frase puede ser malinterpretada?
ResponderBorrar¿Cuál es la frase positiva que menos te gusta? ¿Es posible para ti cambiar su significado para que no te moleste tanto?
ResponderBorrar¿Por qué las personas rechazan mensajes que claramente se envían con la mejor intención y les conviene escucharlos? ¿Qué diferencias puedes identificar entre las personas a las que le gusta que les digan qué pensar y hacer y aquellas que no?
ResponderBorrar¿Conoces alguna persona que se dedique al tema del desarrollo personal? ¿Cuáles crees que son sus intenciones al difundir este tipo de material?
ResponderBorrar¿Cuál crees que es el mensaje de superación personal que puede dar lugar a los peores malentendidos?
ResponderBorrar¿Piensas que el contenido motivador es perjudicial, son las personas que lo usan o la forma en la que puede ser usado?
ResponderBorrar¿Cuál canal de YouTube, página web o personaje rescatarías por sus mensajes positivos?
ResponderBorrar¿Qué habilidades o conocimientos consideras que debería tener una persona que se dedique a los temas del crecimiento personal?
ResponderBorrar¿Cómo sabes si estás siendo muy exagerado cuando eres optimista o tratas de pensar positivamente?
ResponderBorrar¿Una persona debería usar frases y mensajes positivos que no le gusten? ¿Por qué?
ResponderBorrar¿Qué recomendación harías a los lectores del blog para que utilicen el optimismo de manera adecuada?
ResponderBorrar¿Consideras que es necesario distinguir claramente entre el pensamiento positivo y el optimismo o crees que para la mayoría de personas la diferencia sólo radica en el nombre?
ResponderBorrarEl pensamiento positivo se basa casi por completo en la imaginación y el deseo, mientras que el optimismo depende en las expectativas sobre el futuro basadas en experiencias pasadas. En este sentido, ¿es más recomendable ser optimista que pensar positivamente? ¿Por qué?
ResponderBorrar¿Alguna vez has rechazado a alguien por ser demasiado pesimista? ¿Por qué crees que adoptaste esa actitud?
ResponderBorrar¿En qué medida crees que el optimismo contribuye a la negación de la realidad?
ResponderBorrar¿Cómo podemos distinguir cuándo el pensamiento positivo y optimista nos está haciendo daño?
ResponderBorrar¿Qué tipo de mensajes positivos parecen tener más efecto en ti? ¿Cuáles mensajes no son tan poderosos para tu mente? ¿Por qué crees que existe esta diferencia?
ResponderBorrar¿Por qué crees que a algunas personas las seducen tanto los mensajes positivos y optimistas mientras que a otras no?
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