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Hoy te traigo una nueva sección del blog.

Se trata de una sección dedicada a esos lectores que no sólo quieren mejorar su vida, sino también la de su familia.

Gran parte de nuestro crecimiento personal está determinado por nuestra familia. Es más, gran parte de nuestra satisfacción general con nuestra vida está influenciada por nuestro nivel de satisfacción en nuestras relaciones familiares.

Es por esto que quiero inaugurar en #TuCambioEsAhora, una "Zona Familiar", en donde encontrarás artículos que no sólo tendrán un impacto en tu vida personal, sino también en tu familia.

Pero no existe nada mejor para promocionar esta nueva sección que escribir un artículo sobre el tema. Y por esto presento hoy el primer artículo del blog a los lectores que son papás y mamás.

Sin más preámbulo, padres de familia, hoy les quiero ofrecer 5 recomendaciones para motivar a sus hijos a conversar más 5 preguntas que pueden hacerles para incentivarlos a hablar sobre su colegio.

Dos estudiantes aburridos en clase en blanco y negro

Para un papá o una mamá suele ser muy frustrante intentar conversar con su hijo y obtener respuestas simples y cerradas, especialmente cuando inician su adolescencia. Es por esto que con mucha frecuencia, los padres se encuentran en una situación como la siguiente:

Padre/madre: Hijo/a, ¿cómo te fue en el colegio hoy?

Hijo/a: Bien.

Padre/madre: ¿Qué hicieron?

Hijo/a: Nada nuevo.

Padre/madre: ¿Y qué comiste hoy? ¿Te gustó el almuerzo? ¿Te comiste todas las onces?
Hijo/a: Lo mismo de siempre. Normal. (No responde la tercera pregunta)

Padre/madre: Ah, bueno, hijo/a. Ya sabes que tienes que quitarte el uniforme y ponerte a hacer tareas.

Hijo/hija: Sí, papá/mamá.


Muchos papás, a pesar de su formación académica y su obvia experiencia como padres, no saben qué hacer frente a una situación así.

Algunos intentan dejar que las cosas fluyan y esperan a que eventualmente su hijo se abra emocionalmente y comparta conversaciones de calidad, otros no pueden evitar recriminar la conducta de sus hijos y le reprochan cosas como "Es que tú nunca te comunicas conmigo" o "Antes solías contarme tus cosas". Muchos padres intentan muchas cosas diferentes y terminan confundiendo más a sus hijos.

Yo no te pretendo dar la solución definitiva, tan sólo quiero sugerirte algunas opciones.

Ante todo, recuerda que más que tener la solución perfecta, es importante ser coherentes con nuestros hijos. Por esa razón, hagas lo que hagas, sé consistente y no intentes cosas al azar. Esto incluye tanto al padre como a la madre. Ambos deben estar en la misma página frente a su hijo, a pesar de las diferencias que puedan tener entre ellos.

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5 recomendaciones para hablar con tu hijo cuando es poco comunicativo


A continuación, te ofrezco 5 consejos para tratar con un hijo adolescente poco comunicativo. Si la comunicación no es el problema, pasa a la siguiente sección, en donde te ofrezco 5 preguntas que puedes hacerle a tu hijo cuando llega del colegio.

1. Dedica tu total atención


No le preguntes cómo le fue en el colegio mientras estás en el celular, estás hablando con otra persona o te encuentras haciendo una actividad (por más automática que sea). Esto comunica el mensaje de que tu hijo no tiene tu total atención.

Crea un espacio de 5 minutos en donde tienes total atención para tu hijo y no vas a interrumpirlo atendiendo una llamada o haciendo cualquier otra cosa. Así, tu hijo se puede motivar más para hablar contigo porque siente que tienes una dedicación exclusiva para él en ese momento, que puede contar contigo cuando lo necesita y que existe un espacio y un momento en que puede acudir a ti.

2. Crea un espacio especialmente diseñado para comunicarse


Usualmente los adolescentes valoran mucho su derecho a su privacidad y se resisten a que los demás sean intrusivos, especialmente sus padres. La mayoría no responden a un horario o agenda para poder hablar con sus padres. Inclusive, muchos de ellos se cierran más cuando se sienten presionados para hablar. Además, si sienten que sus padres necesitan desesperadamente hablar con ellos, usarán este poder a su favor y serán más resistentes a compartir sus experiencias.

Sin embargo, la idea de crear un espacio no es forzarlos a hablar, sino mostrarles disponibilidad física y emocional. Adicionalmente, crear un "espacio para hablar" elimina las excusas de que nunca les prestas atención, que siempre estás ocupado o que no saben en qué momento comentarte las cosas.

De todos modos, si tu hijo o hija no se comunica contigo en ningún momento o lugar, esperar a que lo haga cuando quiera o donde hacerlo tampoco es la mejor estrategia.

Si tu hijo es una persona comunicativa y en cualquier momento o lugar te cuenta cosas, no existe necesidad de que armes un espacio especial (pasa directo a las recomendaciones). Si no es comunicativo, sigue leyendo con atención.


Manos Sosteniendo dos hombres diferentes y comparándolos


Comunícale que a partir de ahora, tú y él tendrán un espacio de 5 minutos para hablar. Explícale que vas a establecer este hábito diario, aunque no será a una hora fija. Esto lo preparará y le permitirá anticiparse positivamente al mismo. Si tienes más hijos, debes crear un espacio único para cada uno de ellos.

Este espacio debe ser un lugar de la casa en donde no se haga otro tipo de actividad que esté en contradicción con el estado de ánimo que quieres lograr para desarrollar confianza. Por ejemplo, no puede ser en la cocina, ni frente al televisor porque éstos son espacios que están dedicados a otras actividades y lo que quieres lograr es establecer una conexión entre el lugar y el momento para conversar. Sabemos que el estudio es para trabajar o hacer tareas y que el comedor es para compartir el desayuno, el almuerzo y/o la cena. Lo mismo debe pasar con este nuevo espacio: su función debe estar muy clara y delimitada.

Busca un lugar que sea neutral y no esté asociado a emociones negativas (como discusiones o castigos) y en donde no haya interrupciones. Si es un lugar muy público en la casa, terminarás por arruinar la atención de tu hijo por las personas que pasan de un lado a otro o por algún miembro de la familia desarrollando otra actividad.

Finalmente, establece algunas reglas como "En este lugar no se usará el celular ni ningún otro tipo de dispositivo electrónico" y/o "No es necesario que me estés mirando todo el tiempo a los ojos".

Asegúrate de añadirle tu propio toque y permite que tu hijo haga lo mismo. Por ejemplo, pueden compartir una bebida caliente mientras hablan sobre su día.

3. No le permitas evadir la situación con respuestas simples pero demuestra paciencia


Si él intenta zafarse de la situación, no se lo permitas. Tú estás al mando y tienes la plena autoridad para crear estos espacios. Sin embargo, sé paciente y entiende que su primera reacción va a ser dar respuestas complacientes y lo más breves posibles para huir de la incomodidad que le puede producir hablar con sus padres cuando no tiene la confianza o no se ha establecido el hábito en la familia.

Al principio será muy difícil y no verás resultados diferentes, pero con el tiempo se irá acostumbrando cada vez más a la situación y comenzará a comentar un poco mejor su experiencia en el colegio.

No lo obligues a contarte detalles, motívalo a hablar y a contarte situaciones específicas que vivió, pero comprende que este será un avance progresivo. Sé flexible y no esperes que cada vez que hablas con él, tengas una charla profunda y significativa. Habrá días en que no habrá mucho que contar, pero eventualmente llegará el día en que tú y tu hijo tendrán una conexión significativa.

Esto no pasa de la noche a la mañana, es algo que se va construyendo y posibilitando. Hagas lo que hagas, no le recrimines su poca comunicación contigo. Busca mejores estrategias, pero no lo hagas sentir mal porque no te dice nada. Esto simplemente hará que la relación se deteriore.

En este sentido, no utilices tu autoridad como padre para "sacarle la información", porque entonces él aprenderá a suministrarte información por obediencia y comenzará a filtrarla para que tú estés satisfecho, pero esto no logrará crear una relación de confianza y reciprocidad voluntaria y profunda.

Ocho jóvenes sonriendo en un fondo blanco con luz intensa

NOTA 1: Si hay un tema que debes tocar con tu hijo y necesitas información concreta y veraz por parte de él, como su rendimiento académico, su comportamiento en el colegio o sus compromisos con el colegio, asegúrate de hacerle saber que tú estás a cargo y que no es una opción que no te diga nada. Establece límites y ejerce tu autoridad en el momento apropiado y no comprometas tu autoridad sólo por ganarte su confianza.

NOTA 2: Si tu hijo te responde con alguna expresión ofensiva o desinteresada, no respondas con ira. Aléjate mostrando tu vulnerabilidad y el hecho de que te ha hecho daño. Seguramente tu hijo luego notará que tuvo una reacción inapropiada, se sentirá mal por ello y te pedirá disculpas, especialmente cuando tú respetaste eso y no te descargaste con él. Luego de un tiempo, habla de nuevo con tu hijo, afirma el hecho de que lo amas, que quieres tener una relación cercana con él y que te gustaría saber qué se está interponiendo en esa relación en ese momento.

Recuerda, tu mejor aliado es el ejemplo. Si le enseñas a responder así cuando no obtiene la respuesta que quiere, comprenderá la importancia de ser respetuoso y civilizado, de disculparse y de considerar como una prioridad la relación con sus padres.

4. La mejor forma de enseñarle a hablar sobre su día es haciéndolo tú primero


Si le dices a tu hijo que quieres que te cuente cómo ha sido su día, es posible que él no sepa con certeza qué quieres que le cuentes. Así que enséñale con el ejemplo. Cuéntale cosas de tu día y enfócate en esas cosas que te gustaría que él te comentara. Por ejemplo, coméntale un poco sobre las personas con las que trabajas, o lo más apasionante de tu día.

No obstante, escucha lo que tiene que decir, no lo que quieres oír: Una vez has logrado que te cuente algo que pasó en el colegio, escúchalo con toda tu atención, aunque consideres que lo que te está contando no es relevante. Si tu hijo decidió contarlo, para él es algo importante, así no sea lo que tú esperas. Trata de escuchar lo más posible y de hablar lo menos posible.

5. No hagas de esto un ritual


Lo que te propongo es que crees un espacio para conversar, no para rendir un informe (para eso habrá otro espacio y momento). Se supone que este espacio debe abrir cientos de temas de conversación y es una excusa para dedicarle diariamente un espacio exclusivo, no para que tú supervises su rendimiento en el colegio.


  • No le hagas la misma pregunta todos los días y no lo conviertas en un interrogatorio o un libreto que sigues al pie de la letra. 
  • No lo hagas monótono ni aburrido. 
  • No enfoques las preguntas únicamente en lo académico: La formación académica es importante, pero más importante aún es formar seres humanos integrales, respetuosos, humildes, solidarios y con alta autoestima.
  • Pregúntale por sus emociones, sus sentimientos, sus relaciones sociales, si tuvo algún inconveniente en el colegio y cómo lo solucionó, si vivió algo nuevo o experimentó algo que nunca antes había experimentado (positivo o negativo). 
  • Sé ocurrente y creativo y enséñale poco a poco que es un espacio para hablar de lo emocionante del día con sus padres.
  • No lo juzgues. No uses preguntas del tipo "¿Por qué?". Demuestra curiosidad sin juzgar lo que te cuente.


Tu hijo querrá hablar contigo más de 5 minutos si la conversación es interesante. Como dice el escritor Shmuley Boteach, el gran determinante eres tú. Si te ves como alguien aburrido, tus hijos te verán de la misma manera, pero si tú ves tu vida como una sucesión infinita de eventos fascinantes, tus hijos se transformarán con ello".



Tres jóvenes en vestimenta casual sonriendo a la cámara

5 recomendaciones para preguntarle a tu hijo acerca de su día en el colegio


1. No le preguntes: "¿Qué aprendiste hoy?"


De esta manera estás reforzando una pregunta repetitiva que ha perdido el sentido y que se siente como una obligación. El mensaje que envías es algo que ha sido muy criticado en la educación tradicional: "Respira profundo y repite mecánicamente lo que has aprendido según se te solicita".

Por el contrario, pregúntale "¿Con qué o con quién estuviste en desacuerdo hoy?".

Esta pregunta le enseña a desarrollar el pensamiento crítico, lo cuál es más importante que recibir y retener el conocimiento. Memorizar datos y fechas pronto será algo en el olvido, pero la habilidad para cuestionar lo que aprende será algo que permanecerá para toda la vida.

2. No le preguntes "¿Cuál fue tu mayor logro hoy?"


La sociedad castiga fuertemente el fracaso y los errores suelen recibir mucha atención de manera negativa, puesto que se nos indica que hagamos lo que hagamos, nunca los debemos volver a cometer. Pero esta estigmatización del fracaso nos enseña también a encubrirlo, a no hablar de eso, a evitar mencionarlo porque nos hace ver débiles, fracasados o incapaces.

Si le preguntas "¿En qué fallaste esta semana?", la intención es darle la oportunidad de expresar sus dificultades, sus problemas, las cosas con las que está luchando. Así le estás enseñando a aprender del fracaso, a analizarlo y hablar con confianza de él. Le estás enseñando que está bien que falle y cometa errores, y que lo importante es intentarlo muchas veces antes que tenerle pánico al fracaso.

De esta manera tu hijo desarrollará más confianza para intentar cosas nuevas y fracasar sin perder el entusiasmo.

Ahora, el fracaso en sí no aporta nada. Una vez te cuente en lo que está fallando, analiza la situación y reflexiona con él, usa esta oportunidad para transmitirle la importancia de aprender las lecciones que nos ofrece el fracaso y que nuestra intención debe ser mejorar para el siguiente intento.

3. No le preguntes "¿Hiciste un nuevo amigo hoy?"


Esta pregunta comunica una presión indirecta a que se relacione con los demás porque es algo que se espera que haga, no porque esté motivado. Igualmente, le hace ver el colegio como una red social superficial en la que se mide la popularidad por cuántos amigos tiene o cuántas personas lo conocen, lo que puede enviar el mensaje de que su valor como persona está determinado por sus amistades.

Por el contrario, pregúntale: "¿A quién ayudaste hoy?" o "¿cómo ayudaste a alguien hoy?". Esto lo invita a generar lazos significativos con las personas, a ser humilde y generoso. Por otro lado, el mensaje que envía es muy formativo: Siempre debes estar atento a las oportunidades que tienes para ayudar a otros.

4. Si te cuenta un problema, no le digas cómo debe solucionarlo


No le digas "Esto es lo que tienes que hacer", "Deberías hacer esto", "Yo en tu lugar haría lo siguiente", o "Así debes solucionarlo".

Si bien nuestro primer instinto es intervenir rápidamente y mostrarle una solución eficiente y rápida a su problema, debemos resistir esta tentación y hacer todo lo posible para que él mismo pueda encontrar la solución.

Pregúntale "¿Cómo resolverías este problema?". El proceso de encontrar la respuesta es mucho más importante que la respuesta misma. Cultivar la independencia, la autonomía y la resolución de conflictos es más importante que solucionar de manera rápida los problemas que se presenten.

Como te lo acabo de mencionar, es fundamental enseñarle a no tener aversión a los problemas, sino que los vea como desafíos y retos que ejercitarán su pensamiento crítico, su confianza, sus habilidades y competencias y su creatividad. No le hagas el trabajo, pero tampoco lo dejes solo en el proceso.

Primero, dale el espacio que necesita para quejarse, para comentarte los pormenores del problema. No te saltes a la solución o a las conclusiones del problema, porque lo harás sentir como un incompetente. Déjalo que se exprese, que reflexione sobre lo que siente y lo que piensa. Luego, hazle entender que existen muchas formas de definir y resolver el mismo problema. Oriéntalo para que hagan una lluvia de ideas y sé paciente hasta que tu hijo llegue a una solución propia que sea adecuada.

Si sigues estas recomendaciones, será más probable que te busque cuando tiene un problema porque no te ve como la persona que los soluciona sino como un recurso que puede usar para solucionarlo él mismo.

5. Si te hace una pregunta, no le respondas "porque siempre ha sido así" o "porque sí"


Los niños son maestros expertos para hacer preguntas difíciles y lo hacen motivados por una curiosidad genuina. No dan nada por sentado y aman el proceso de experimentar y absorber lo que el mundo les ofrece. No quieren impresionar a nadie, quieren aprender y no asumen que saben o deberían saber todo.

Si tu hijo pregunta cosas como:

"¿Por qué debemos siempre hacer caso a los padres?"
"¿Por qué estamos quietos si el mundo se mueve?"
"¿Por qué el agua moja?"
"¿Por qué las hembras de la mayoría de los animales son las que tienen a sus crías?"
"¿Cómo defecan las mariposas?"
"¿Por qué el cielo es azul?"
"¿Por qué algunos animales tienen cola?"
"¿Por qué los peces no tienen pestañas?"


Respóndele "¡Muy buena pregunta! ¿Por qué no intentamos descubrir la respuesta?"

Cultiva y fomenta su curiosidad. Impúlsalo a preguntar y a no dar nada por hecho. No le permitas que aprenda a que "las cosas son así y punto". La curiosidad motiva más a aprender y a investigar que la obligación, la complacencia a tener una buena nota o dar una respuesta al pie de la letra.

"Educar a los hijos es,
en esencia,
enseñarles a valerse sin nosotros".

Mario Sarmiento V.

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"Educar no es dar carrera para vivir,
sino templar el alma para las dificultades de la vida".

Pitágoras

PARA DISCUTIR

1. ¿Cuál es la frase que más usas para preguntarle a tu hijo cómo va en el colegio?

2. ¿Cuál era la frase que más usaban tus padres para preguntarte sobre tu colegio? ¿Esa frase te motivaba a responder?

3. ¿Cuál es la sugerencia que más te impactó y que pondrás en práctica a partir de ahora?

4. ¿Estás en desacuerdo con alguna de las sugerencias? ¿Por qué?

5. ¿Qué piensas de la nueva sección del blog?

"¿De qué sirve brindar a los hijos todos los caprichos,
si no les brindamos una verdadera familia?".

S. Biffi

PARA HACER

1. Cuéntale a tu hijo la pregunta que siempre quisiste hacerle a tus padres pero jamás la hiciste porque no sabías cómo iban a reaccionar o porque temías su reacción.

2. Habla con tu hijo y pregúntale cuál es la pregunta que nunca ha sido capaz de hacerte por miedo o por vergüenza.
3. Cuéntale a tu hijo el problema más difícil que hayas tenido que resolver sólo: sin la ayuda de ninguna persona y sin recurrir a alguna fuente de información. Explícale que tu intención es que reflexione sobre la importancia de ser independiente y autónomo.

4. Pregúntale a tu hijo cuál ha sido el problema más difícil que ha enfrentado en su vida. ¡Su respuesta te puede sorprender!

5. Siéntate con tu hijo y coméntale con detalles la importancia de cumplir las normas y reglas del hogar, así como de respetar tu autoridad. Si no eres capaz de convencerlo, reflexiona sobre las falencias que tienes al respecto.

"Cada día de nuestra vida hacemos depósitos
en el banco de memoria de nuestros hijos".
Charles Swindoll

REFERENCIAS

Adaptado de

Ozan Varol (s. f.) Ozan Varol. Stop asking children these seven questions (and ask these instead). Obtenido de https://ozanvarol.com/stop-asking-children-these-seven-questions-and-ask-these-instead/

Aha Parenting. (s. f.) Laura Markham. Foolproof Strategies for Getting Kids to Talk. Obtenido de http://www.ahaparenting.com/parenting-tools/communication/foolproof-strategies-talk

"Dale a tu hijo una idea constructiva,
y lo habrás enriquecido para siempre".

Montaper

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