Dando continuidad al último artículo publicado de la serie, me gustaría ofrecerte 10 consejos adicionales con el fin de que establezcas una planeación estratégica e inteligente y asegures el cumplimiento de tus metas en este nuevo año. Por supuesto, estas recomendaciones sirven para cualquier época del año y resultan fundamentales para cualquier cambio que deseemos implementar en nuestras vidas.
1. Aclara tu mente
En ocasiones, nos planteamos metas que no podemos explicar plenamente. Si nos preguntaran qué queremos, por qué lo queremos y cómo lo queremos, muchos dudaríamos en responder acertadamente. Si tenemos estas preguntas claras, evitaremos muchísimos tropiezos en el camino.
Tomemos en consideración el ejemplo más común por estos días: Si quiero comenzar a hacer ejercicio, ¿lo quiero hacer porque me siento presionado por los demás, porque quiero mejorar mi salud o porque siempre he tenido el ideal de tener un cuerpo esbelto?
Tal vez algunos respondan que esos son detalles sin importancia, pues lo relevante es hacer ejercicio. Después de todo, si hago ejercicio los demás me presionarán menos, mejoraré mi salud y tendré un cuerpo más esbelto. En otras palabras, obtendré todos los beneficios. ¿Por qué entonces preocuparme por las razones de base?
Sin embargo, la motivación para cada caso es distinta.
Si la motivación es distinta, la planeación también lo es, puesto que los recursos psicológicos y materiales serán diferentes. Dependiendo de nuestro caso personal, la inversión que haremos en nuestro propósito será diferente y tendrá diversas complicaciones.
Seguramente conoces muchos casos en que las personas se inscriben al gimnasio pero no cambian su dieta, su patrón de sueño o su rutina en general y por tanto fallan en su cometido tarde o temprano. La próxima vez que lo intenten estarán menos motivados y se frustrarán mucho más rápido.
Esto sucede porque solo piensan en un aspecto de su propósito, pensando que se puede comenzar por cualquier cosa, que lo importante es hacer algo. No obstante, todo requiere una planeación estratégica, una planeación inteligente. Por lo menos, las metas que las personas suelen plantearse a inicio de año, así lo requieren.
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2. Establece metas con tiempos
De esto he hablado hasta la saciedad y de maneras muy diferentes en diversas publicaciones del blog. Hay aspectos que se deben considerar a corto, mediano y largo plazo.
Tomemos como ejemplo otro famoso caso: dejar de fumar. A corto plazo debemos establecer metas pequeñas pero que nos permitan mantenernos comprometidos. A mediano plazo debemos pensar en tareas con niveles más complejos de dificultad que nos permitan asegurar resultados y solo en el largo plazo comenzaremos a ver resultados significativos y consistentes. Si me propongo dejar de fumar completamente en el corto plazo, habrán muchas cosas que saldrán mal y aunque no es imposible lograrlo, hay muchas probabilidades de que NO lo logres, especialmente si has intentado dejar de fumar en el pasado.
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3. Establece costos, riesgos e inconvenientes que puedan presentarse
Siempre contempla las posibles dificultades que pueden darse en el camino. Anticípate a las cosas malas para que no te sorprendan y te dejen fuera de base. Si te pones a pensar un rato, descubrirás que todo el tiempo estás enfrentando contratiempos y sucesos inoportunos, pero aún así puedes ser exitoso en lo que te propongas sin alterar demasiado tu estado mental o emocional.
Los reveses y contrariedades son parte de nuestra cotidianidad. Si los admites en tu rutina, tus niveles de preocupación, estrés y ansiedad serán mucho menores. Por eso te recomiendo que te reconcilies con ellos sabiendo que se van a presentar y que NO tienen por qué afectar tu desempeño en general.
Habrá días en los que estarás de mal genio, en los que tendrás bajos niveles de energía, en los que vas a pensar que todo te sale mal y que tu vida es una desgracia. En esos días pensarás que jamás lograrás tus objetivos, o que es demasiado difícil para ti. Quizá se te pase por la cabeza la idea de rendirte y de tirar todo lejos de ti. Como te he dicho en anteriores publicaciones,
relájate, porque es normal que te sientas así, es normal que pienses y actúes de esta manera porque eres un ser humano, imperfecto, inconstante, con múltiples errores y defectos.
Las adversidades hacen parte de tu vida y por eso no debes esperar que tu progreso sea perfecto. Tendrás altibajos todo el tiempo y debes estar preparado para ello. Igualmente, harás sacrificios y correrás riesgos, pero NO siempre estarás dispuesto a hacer los esfuerzos necesarios y por tanto irás en contra de tus propósitos. Al proponerte un objetivo, debes calcular tu inversión (tiempo, dinero, esfuerzo, emociones, rutina, cansancio, niveles extremadamente variados de motivación, etc) y prepararte para todas las implicaciones positivas y negativas de esa inversión.
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4. Establece un plan B o un plan de respaldo
Usualmente la emoción que nos inunda al imaginar nuestra meta cumplida nos ciega ante el gran camino que debemos recorrer.
Con bastante frecuencia, pensamos que la estrategia que diseñamos para cumplir nuestras metas es la mejor o tal vez la única posible.
Por ejemplo, cuando se habla de ponerse en forma, la gran mayoría habla de incribirse a un gimnasio, como si esta estrategia fuera la mejor o la única, como si esta estrategia funcionara para todo el mundo de la misma forma. Cuando hay tantas maneras de ponerse en forma y las personas sólo conciben la más popular o la más directa, están fallando al no contemplar planes de respaldo:
¿Qué pasaría si por cualquier motivo no puedo seguir asistiendo al gimnasio?
¿Qué pasa si me lesiono un hombro levantando pesas?
¿Qué sucede si cierran el único gimnasio cercano a mi trabajo o a mi hogar?
Desde mi punto de vista,
es imprescindible que tengas planes de respaldo porque los percances y las contrariedades no deben detenerte, aún si se presentan, aún si se acumulan todas a un tiempo. Tienes que pensar en varias formas de llegar al mismo punto en caso de que algo suceda.
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5. Establece niveles variados de desempeño
Para lograr lo anterior, debes planificar diversos niveles de desempeño. Habrá momentos en los que querrás hacer muy poco por tus metas pero puedes conformarte con hacer algo, aunque sea mínimo y quizá insignificante para la mayoría. Nunca dejes de avanzar, aunque tus pasos se vuelvan lentos y pesados en ciertas ocasiones.
Las adversidades no te permitirán dar lo mejor de ti, por eso
no debes exigirte siempre en los mismos niveles. La clave es
la constancia, la disciplina y la inteligencia. En otras palabras, el trabajo perseverante, duro y estratégico.
Planea acciones para tus peores días, para los días en los que estás a media marcha y para los días en los que nada puede detenerte. Por ejemplo, si quieres dejar un mal hábito, lo ideal sería erradicarlo por completo, pero no siempre serás lo suficientemente valiente para lograrlo sin tropiezos o accidentes, así que te puedes permitir niveles ligeros de recaídas o deslices. Si los planeas de esta manera, aún mantienes el control y no comprometes seriamente tus resoluciones.
Por ejemplo, para una persona que quiere dejar la comida chatarra o la comida basura, contenerse demasiado puede llevar a esta persona a comer mensualmente grandes cantidades de este tipo de comida (y tal vez, cuando caiga en la tentación, abandone completamente su propósito), en lugar de comer cantidades mucho menores de esta comida cada semana, de manera más controlada y tranquila.
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6. Busca reforzadores inmediatos
Esta es una recomendación mucho más específica, pero no deja de ser importante. En términos sencillos, el camino va a ser largo y lleno de espinas, así que la única motivación no puede ser la meta final, debes tener
checkpoints o metas más pequeñas que puedes alcanzar a corto plazo. Igualmente, debes buscar cosas que refuercen tu trabajo diario, semanal o mensual.
Por ejemplo, puedes ponerte metas semanales y premiarte por ellas (si cumples una semana sin consumir comida chatarra, te premias con una cena en un gran restaurante). Asimismo, puedes buscar algo que sea placentero para ti dentro de tu esfuerzo (si quieres leer un libro cada mes, acompañar de vez en cuando tu lectura con tu bebida favorita o si deseas aprender algo nuevo, hacerlo en compañía de personas agradables y comprometidas con una meta similar a la tuya).
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7. Establece niveles variados de calidad de los resultados y asegúrate de medirlos bien
Es imprescindible que no esperes un único tipo de resultado, de una manera y con un tiempo predeterminados.
Está bien ser un poco más flexible y esperar resultados aceptables, buenos, sobresalientes, excelentes e increíbles. Lo importante es obtener resultados y más importante aún es desarrollar el hábito de luchar por tus sueños de una manera constante, con una frecuencia más o menos fija (diaria, semanal, mensual, etc.) y con una intensidad igualmente más o menos fija.
Convertirse un alguien fuerte y habilidoso en algo toma una considerable cantidad de tiempo, pero los resultados se aceleran con el tiempo, las dificultades son más fáciles de sobrellevar conforme se avanza y debido a tu grandes esfuerzos comienzas a valorar muchísimo más tus propios progresos, por lo cual la probabilidad de ir en contra de ellos se disminuye drásticamente.
Igualmente, debes aprender a medir los resultados ya que no debes basarte únicamente en juicios externos o criterios arbitrarios para decidir si realmente has cumplido con tus propósitos.
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8. Ten expectativas realistas
Sencillamente, no exageres, no te emociones demasiado pensando que eres invencible y que puedes hacerlo todo. No esperes que las cosas salgan de la forma ideal. No te propongas metas demasiado altas y no esperes resultados drásticos. Si empiezas un curso de idiomas, por ejemplo, no esperes que en tres meses seas capaz de mantener una conversación fluida en otro idioma. Proponerte logros ideales te llevarán más rápido a la frustración y el desánimo.
Si quieres evitar los sentimientos negativos que suelen comenzar a presentarse luego de tres meses de esfuerzos, apunta a objetivos que puedes alcanzar con certeza, esfuérzate por cosas que realmente puedes conseguir con tus recursos actuales.
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9. Sé paciente
Usualmente, las cosas toman más tiempo de lo que pensamos. Uno de los aspectos que más hacen fallar a las personas es la impaciencia.
Las personas quieren resultados pronto para saber que no están perdiendo el tiempo, que no están trabajando por una causa perdida, que todo lo que están haciendo tiene un sentido y vale la pena; pero la paciencia tiene más poder que la fuerza.